A MODO DE PRESENTACIÓN

Escribo porque tengo necesidad imperiosa de hacerlo y porque me da la gana. No hablo de cuando escribo para la prensa, con el único propósito de ganarme el sustento, bahhhhhhhhh, puafffffffff, sino cuando me hundo en esos mundos de la ficción y empiezo a temblar como un chiquillo. Entonces comprendo que estoy a punto de alumbrar una obra literaria, sin dolor, ni acupuntura y con un placer tan agotadoramente exquisito, que luego ya no quiero saber más de ello. Mis escritos para la prensa me dieron mucho dinero y mis libros me dieron mucha hambre, al menos, al principio, cuando no encontraba una condenada editorial que se hiciera cargo de mis hijos. Mis escritos para la prensa me dieron un nombre, pero mis libros me lo quitaron para que vivieran mis personajes, al menos, ocurre así en un principio, cuando no eres nadie. El escritor es un creador solitario, fastidiado por la cotidianidad de un mundo que nos parece ajeno y a la vez aprehensivo. Verán una parte de las cosas que escribo, para que me contraten el resto de la obra. De cualquiera manera, los escritores también tenemos que vivir.